martes, 23 de diciembre de 2008


GOLPES EN LA CARA Y SUS CONSECUENCIAS DENTALES

Los golpes en la cara y boca pueden lesionar dientes y/o tejidos de soporte. Al recibir un golpe debes acudir a control odontológico ya que muchas veces aun cuando no te percates de algún daño en el momento del accidente, pueden aparecer secuelas posteriores en el tiempo, entre otros, oscurecimiento de dientes (dientes grises o negros) e infecciones.Producto de esos golpes también se originan fracturas de coronas, raíces o ambas, movilizaciones de dientes, lesiones de hueso y encías, e incluso perdida, por desalojo, de uno o mas dientes.Sobre todo en la ultima situación es de suma importancia acudir a un odontólogo antes de 1 hora después de ocurrido el accidente para mejorar el pronostico y tener la posibilidad de reposicionar el diente desalojado y no perderloLesiones en la caraTambién son siempre por traumatismo directo. Entre las más frecuentes se encuentran las dentarias y las nasales, aunque las más graves por sus consecuencias son las de los ojos.Fracturas dentalesSe han reducido mucho con la aparición de los protectores bucales, aunque la incomodidad de su uso hace que se vean muy pocos en las instalaciones deportivas. Las lesiones más habituales, y por supuesto las más visibles, son las de los incisivos.En ningún caso implican una lesión grave ni que requiera urgencia en su tratamiento, excepto por el nerviosismo que produce el roce de la lengua contra un diente partido. Es importante valorar la deglución o no de las partes dentarias fracturadas, porque en traumatismos bruscos que provocan inconsciencia conviene buscar esos trozos dentro de la boca.Especial significación tienen las heridas incisas producidas por los dientes en la piel de otro deportista, pues siempre requieren tratamiento antibiótico y la correspondiente vacunación antitetánica.Fracturas nasalesLas contusiones nasales sangran con mucha facilidad, tanto si conllevan fractura de huesos propios o de tabique como si sólo afectan a partes blandas.El peligro de estas lesiones está en la hemorragia y la ingestión de sangre por vía respiratoria o digestiva, si el traumatismo produce conmoción.Por ello, detener el sangrado es el primer objetivo. Además de la compresión digital de la fosa nasal, conviene taponar el orificio, siempre con gasas y no con algodón, a no ser que éste sea específico.Para evitar secuelas estéticamente desagradables, la reducción de la fractura nasal debe realizarla un especialista. A veces, cuando la desviación es lateral y muy aparente, se puede reducir la fractura del tabique con un desplazamiento brusco, aunque se debe tener una mínima experiencia para intentarlo.Lesiones del ojoSon más trascendentes las lesiones del ojo. Las más frecuentes se dan en los deportes de pelota, por contusión directa o roce, aunque también puede generarlas el oponente con los dedos.Las lesiones van desde la frecuente herida en el globo ocular, con sangre o no en la cámara anterior, hasta la luxación del cristalino (deformidad brusca de la lente que realiza el ajuste de la visión en el ojo), o la más grave de desprendimiento de retina (separación brusca de los receptores del nervio óptico).Antes de la vuelta al ejercicio se debe consultar al oftalmólogo si, como consecuencia del traumatismo, existe un trastorno subjetivo de la visión de cualquier tipo.Lesiones de los huesos facialesPor suerte, son menos frecuentes en los deportes habituales, aunque no están exentos de padecerlas quienes practican deportes donde el contacto con el oponente es muy intenso, tales como:Afectan habitualmente al maxilar superior, arco zigomático y hueso malar. En todos los casos el diagnóstico y la reducción deben ser precoces para evitar la rápida solidificación de fracturas inestables.Lesiones del oídoSe reparten entre las que se producen en el pabellón auricular por golpeo o rozamientos repetidos, y las de conducto auditivo por irritación brusca o continuada.Las lesiones del pabellón producen un hematoma o moretón, y una inflamaciónSon muy frecuentes las lesiones del conducto auditivo, sobre todo en la parte externa, por infección aguda en los deportes acuáticos. Una vez instaurado el cuadro el tratamiento médico es imprescindible, junto a las medidas higiénicas de eliminación del agua acumulada en el interior.

EL PACIENTE ESPECIAL EN ODONTOLOGIA

El Discapacitado Discapacitado es aquella persona cuya condición psicológica, expresión social, juego y trabajo están comprometidos por problemas físicos y/o mentales, y que le impide alcanzar su pleno potencial. Algunas condiciones discapacitantes van acompañadas por problemas dentarios severos. La capacidad masticatoria de muchos discapacitados está tan comprometida que se los alimenta con una dieta blanda, que en la mayoría de los casos es altamente cariogénica. Muchos discapacitados permanecieron gran parte de su vida institucionalizados y no recibieron la atención odontológica de rutina. Las personas discapacitadas presentan un desafío y requiere preparación especial antes que el odontólogo y su personal puedan brindarles una atención aceptable. Muchos odontólogos se sienten incómodos en el tratamiento de éstas personas, siendo un problema y una para el tratamiento esencial. Discapacitaciones comunes Parálisis cerebral Incluye a un grupo de trastornos no progresivos de los centros y vías motoras del cerebro. El paciente es débil y está impedido de realizar muchas funciones motrices. También puede haber retardo mental, ataques y otros trastornos emocionales. Los pacientes con parálisis cerebral presentan muchas complicaciones en la atención odontológica, incrementados en casos de retardo mental por problemas de conducta. Además los posibles trastornos del habla pueden tornar difícil y hasta imposible la comunicación con el odontólogo. Epilepsia La epilepsia es un trastorno convulsivo caracterizado por ataques de inconsciencia o conciencia parcial, y a menudo, espasmos musculares. Las causas son variadas, desde una lesión cerebral o encefalitis, hasta defectos congénitos. Los pacientes epilépticos suelen mantenerse con drogas anticonvulsivas para reprimir los ataques. El odontólogo debe conocer las drogas ingeridas por el paciente, y debe tener ciertas precauciones en caso de que un paciente experimente un ataque: no tratar de detenerlo o revivirlo, no restringir los movimientos del paciente, y no forzar las mandíbulas apretadas, pero controlando la respiración del paciente. Retardo mental Retardo mental es sinónimo de subnormalidad y deficiencia mental. Las causa incluyen traumatismos del sistema nervioso central, pautas culturales familiares, irradiaciones fetales, malnutrición, síndromes genéticos (síndrome de Down), etc. El nivel de retardo va desde los educables y adiestrables, ambos pueden tener un dominio de su salud personal, y no adiestrables, quienes necesitarán una continua supervisión. Sordera La persona que padece sordera puede ser un buen paciente. Algunos necesitan especial preparación, pero su habilidad para descifrar las palabras a través de los labios del interlocutor, o palabras impresas, es generalmente muy buena, posibilitando la recepción de información. Generalmente los niños con esta patología se encuentran estrechamente vinculados con sus padres o con su maestro, y en esos casos es útil la presencia de ellos en el consultorio para actuar como interlocutor e intérprete entre el paciente y el odontólogo. Ceguera Los niños ciegos requieren una especial preparación para superar su discapacidad. Generalmente el paciente ciego no plantea problemas para el odontólogo. Sin embargo deberá ser muy cuidadoso de explicar todo lo que se realizará y disminuir los ruidos alarmantes. Los distintos sonidos deben ser descriptos al niño con anterioridad a la utilización del instrumental que los producirá. Autismo El autismo también es llamado síndrome de Kanner, psicosis infantil, o esquizofrenia de la niñez. Incluye retardo mental, escasa capacidad para el lenguaje y fragilidad emocional, muchos presentan además trastornos convulsivos. El niño autista plantea un problema en el manejo odontológico, sin embargo los niños con una extensa preparación terapéutica pueden ser aptos para la experiencia. Hiperactividad Significa actividad incrementada o excesiva. Un niño hiperactivo tiene una conducta exacerbada, ajuste dificultoso a las circunstancias sociales, y nerviosismo. Estas características causan dificultades en la atención odontológica por la difícil cooperación del paciente. Odontología y el Discapacitado Las restricciones impuestas al discapacitado en tiempos anteriores fueron tales que se les negaban muchos de los elementos básicos de una forma normal de vida. Actualmente, en lo que respecta a la odontología existen profesionales interesados de manera individual, pero aún en el ámbito institucional dista mucho de lo deseado. En Latinoamérica existe falta de recursos tanto económicos como humanos, aún en establecimientos de alta complejidad, con la de que la formación de profesionales odontológicos es deficiente para cubrir acciones preventivas y tratamiento en personas con discapacidad, en la mayoría de los casos. En un gran número de facultades de odontología no se tratan estos conceptos, así los alumnos egresan, por lo general, con escaso o ningún conocimiento para el abordaje o tratamiento de personas discapacitadas. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), las dos terceras partes de la población deficiente no recibe atención bucodental alguna. Se han planteado varias razones pos las cuales ocurre: • Algunos odontólogos se rehusan a tratar a los pacientes discapacitados en su consultorio • Los odontólogos no están equipados para manejar problemas especiales que el paciente impedido pueda presentar. • Los programas de estudio de algunas facultades no incluyen el tratamiento al paciente impedido. • Hay falta de información sobre las necesidades odontológicas del paciente. • Los servicios odontológicos han sido omitidos de muchos programas de salud • Posible apatía de los padres y/o cuidador ante las necesidades odontológicas del discapacitado debido grandes a las necesidades educacionales, médicas, etc. • Falta de conciencia de la prevención de parte de los padres y/o educador. • Falta de coordinación entre médicos y odontólogos para proporcionar al paciente un estado de salud total. Evaluación del Paciente Discapacitado El odontólogo que sea capaz de evaluar las necesidades y manejar clínicamente al discapacitado tendrá éxito en el tratamiento. Son necesarios ciertos requisitos a cumplir por el profesional: • Conocimiento de la situación discapacitante del paciente en cuanto a salud general, así como también bucal; • comprensión de las implicaciones de la citación discapacitante sobre el futuro estilo de vida y expectativas del paciente; • comprensión del pronóstico futuro de la dentición del niño evaluando la dieta, higiene e historial odontológico; • capacidad de evaluación de la necesidad del paciente de poseer una dentición funcional y estética. El odontólogo no debe cometer el error de tener expectativas demasiado altas, que luego no sean alcanzables por el paciente, ni por el contrario, que éstas sean muy bajas, las necesidades y expectativas deben ser determinadas con exactitud, evaluando su capacidad para prestar atención. Atención Odontológica Gran parte de los profesionales cree que la atención odontológica a discapacitados requiere entrenamiento especial y equipo adicional. Además muchos odontólogos piensan que esos pacientes deben ser hospitalizados para recibir el tratamiento adecuado. Ciertamente un sector de esa población requerirá hospitalización, sin embargo la mayoría puede ser tratada en consultorio privado por el odontólogo general. Los odontólogos como profesionales deben considerar a las personas impedidas como individuos con problemas dentales, que tienen además una condición médica particular. Los factores importantes para el manejo del discapacitado son compresión, compasión y paciencia. El manejo eficaz de estas personas implica más un cambio de actitud que de técnica. El odontólogo debe brindar la mejor atención posible a cada paciente de acuerdo con sus necesidades. Debe armonizar psicológicamente con las necesidades del individuo en particular si desea lograr el objetivo de la atención odontológica. Hay dos razones básicas para ello: mejorar la comunicación con el paciente y los padres, y brindar un modelo de actitudes y conductas para el resto del personal. El odontólogo debe tener un conocimiento activo de la psicología y mucha experiencia práctica, las cuales permitan tratar las ansiedades del individuo normal en las consultas. En la consulta de un paciente impedido, éstas ansiedades suelen ser mayores. Debido a una incapacidad para comunicarse o a un impedimento físico, las reacciones del discapacitado ante la situación odontológica suelen ser distintas a las de un paciente normal. Si el odontólogo no está preparado para éstas reacciones, pueden aparecer sentimientos de tensión e incomodidad, pudiendo aumentar el estado de ansiedad del paciente y hasta provocar temores, lo que resulta un círculo vicioso. Para disminuir la posibilidad de este cuadro, el profesional debe estar familiarizado con las características comunes del incapacitado y poseer información específica de cada paciente en particular. Las metas y objetivos del examen odontológico no son distintas a las que se tienen con un paciente normal. Hay que dedicar especial atención al logro de una minuciosa historia médica y odontológica. La primera cita suele ser la más importante, al igual que con los pacientes normales, ya que preparará el campo para las citas futuras. Se debe disponer de tiempo suficiente como para hablar con los padres y el paciente antes de iniciar cualquier atención dental, así disminuir la ansiedad de ambos y establecer una buena comunicación con ellos. Esta demostración de sinceridad e interés resulta vital en el tratamiento. En la situación de consultorio corriente, la presencia del paciente en el sillón requiere de su consentimiento para ser tratado. Ni los menores ni los mentalmente impedidos están legalmente capacitados para dar consentimiento, por lo que requieren del consentimiento de padres o tutor. Un consentimiento valedero es aquel que el paciente firmó con conocimiento, que el paciente tenía capacidad para consentir, y que el consentimiento fue para un tratamiento específico. En el caso de los discapacitados mentales, los formularios de consentimiento deben estar llenados y firmados por los padres o tutor. Una consulta con el médico principal del paciente puede dar importante información acerca del impedimento del individuo y su capacidad para desenvolverse, así aumentar la información del paciente. Los procedimientos siguientes han sido efectivos para establecer la relación odontólogo-paciente y reducir la ansiedad de leste respecto a la atención odontológica: • Dar breve paseo por el consultorio antes de iniciar el tratamiento para que el paciente se familiarice con el diseño y mobiliario, así reducir el temor a lo desconocido. • Hablar lentamente y con términos sencillos. Asegurarse de que las explicaciones sean entendidas por el paciente. • Dar solo una instrucción a la vez. Felicitar al paciente luego de haber finalizado exitosamente una acción. • Escuchar cuidadosamente al paciente. Los individuos retardados suelen tener problemas de comunicación. • Mantener sesiones cortas. Progresar gradualmente a procedimientos más difíciles, luego que el paciente se haya familiarizado con el ambiente odontológico. • Citar a los pacientes discapacitados a primeras horas del día, cuando tanto odontólogo como paciente se encuentran menos fatigados, tanto física como mentalmente. En caso de impedimento físico en que el paciente se encuentre en silla de ruedas es conveniente atenderlo en ella. Si es necesario trasladarlo al sillón odontológico, el odontólogo debe preguntar como prefiere que se lo traslade. El odontólogo debe hacer un esfuerzo para mantener la cabeza del paciente estabilizada durante todo el tratamiento. En algunos casos es necesario utilizar sujetadores para evitar los movimientos de sacudidas de las extremidades. El odontólogo debe evitar los movimientos bruscos, ruidos y luces sin advertir antes al paciente, así minimizar las reacciones reflejas por sorpresa. Cita Inicial Se recomienda que durante la primera visita se realice una evaluación de la capacidad del paciente para cooperar, un examen bucal, historia clínica y recomendaciones de los padres. Se debe evaluar también el grado de cooperación de los padres y es muy importante tratar los planes para el tratamiento futuro. A menudo es imposible cumplir con todas las expectativas en la primera visita, entonces es prioridad establecer una buena relación con el paciente y sus padres de una forma más positiva, cuando la consulta no es por urgencia. Si fuese una consulta por urgencia se debe dar prioridad a la solución del problema odontológico, pero con precauciones para no impedir una futura relación y comunicación en consultas posteriores. Prevención en Discapacitados La prevención es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta para asegurar una buena salud bucal de cualquier paciente. Un programa preventivo eficaz es de gran importancia para una persona discapacitada, y aún más para un niño con este impedimento, debido a factores sociales, económicos, físicos y médicos, que hacen difícil una buena atención odontológica. El odontólogo debe percibir la problemática del individuo en particular y formular un plan individual, así como transmitir a los padres y al paciente como debe llevar a cabo tal programa. La mayoría de los pacientes incapacitados requerirán de la supervisión de los padres o sustitutos. Existen tres componentes esenciales en un programa preventivo: • Reclutamiento. Parte del programa que alerta al padre o al supervisor institucional acerca de las necesidades cotidianas en higiene bucal del discapacitado. • Educación. El programa educacional debe hacer hincapié en los puntos sobresalientes de la salud bucal y su mantenimiento que posibiliten al encargado el realizar las técnicas de fisioterapia bucal particular en el hogar. • Seguimiento. Se incluye este punto para vigilar el estado de salud dental del paciente y su calidad fisioterapéutica hogareña diaria. En los casos en que el discapacitado puede comprender la importancia de los procedimientos de higiene bucal, la naturaleza de la situación incapacitante determinará si será capaz de utilizar un cepillo dental por sus propios medios o no. Se han modificado algunos cepillos dentales para facilitar el manejo de los mismos por los discapacitados. La técnica de cepillado para pacientes discapacitados debe ser eficaz pero sencilla, y la más recomendada frecuentemente es el método horizontal. La dieta es esencial en el programa preventivo, y debe ser evaluada repasando un estudio de ella con los padres, entendiendo que cada caso en particular necesitará una dieta con características independientes para cada paciente (por ejemplo, un paciente con dificultades para tragar, como ocurre en parálisis cerebral grave, necesitará una dieta blanda, tipo puré o papilla). Hay que tener en cuenta y así modificar la situación en que muchos padres dan a sus hijos alimentos como golosinas y dulces muy frecuentemente, para evitar posibles disconformidades y ataques de los niños discapacitados. Las terapias con fluoruros se pueden implementar al igual que con pacientes normales, así también técnicas de prevención como sellado de fosas y fisuras, el cual es muy útil y conveniente.

RESPIRADORES BUCALES Y SUS COMPLICACIONES

El síndrome de respiración bucal, ya sea por obstrucción o por hábito, produce serias alteraciones en el aparato estomatognático que afectan al niño tanto estética, funcional, como psíquicamente. Todo ello es el motivo de presentar un estudio, a fin de conocer las anomalías dentomaxilofaciales más frecuentes en niños respiradores bucales, en las edades comprendidas entre los 3 y los 14 años de edad, así como la relación entre la presencia del hábito y el sexo, además de la prevalencia de maloclusiones según grupo de edad. Para ello se visitaron 14 centros educacionales del casco urbano del municipio de Artemisa y se tomó una muestra al azar de 600 niños divididos en 3 grupos etáreos, de ambos sexos, equitativamente repartidos. A todos se les efectuó el examen facial con luz natural, para descartar la presencia del hábito, y a los portadores del mismo, se les realizó las medidas pertinentes. Las anomalías dentomaxilofaciales más frecuentes encontradas fueron los labios incompetentes, el micrognatismo transversal, el perfil convexo y el resalte aumentado. Todos los niños respiradores bucales tenían maloclusión dentaria, con prevalencia del síndrome de Clase II en las edades de 6 a 11 años y de 12 a 14 años. El sexo femenino predominó discretamente sobre el masculino.El hombre nace condicionado para respirar por la nariz y alimentarse por la boca. Al romperse ese mecanismo fisiológico se afecta el crecimiento y desarrollo, no sólo facial, sino general. La respiración bucal se considera normal sólo cuando se realiza bajo esfuerzos físicos muy grandes.1,2Algunos niños manifiestan conductas inadecuadas que afectan el normal desarrollo bucodental. Cuando los hábitos negativos persisten crean casos graves de maloclusión que afectan estética, funcional y psíquicamente al niño.Los efectos inmediatos de la respiración bucal consisten en la introducción de aire frío, seco y cargado de polvo en la boca y la faringe. Se pierden las funciones de calentamiento, humedificación y filtrado del aire que entra por la nariz, con el consiguiente incremento de la irritación de la mucosa faríngea, siendo pobre la cantidad de oxígeno que pasa a la sangre.3-5 En estos niños se observa ligera anemia, hipoglobulinemia y ligera leucocitosis, pérdida de expansión normal de sus pulmones, déficit de peso y a menudo, tórax aplanado. En el aparato circulatorio se presentan trastornos funcionales, palpitaciones, soplos y variaciones de la tensión arterial, además disminución de la capacidad intelectual, así como alteración de la audición, el olfato y el gusto. Se producen repetidas adenoiditis y faringitis agudas o crónicas.6,7 También es de señalar la asociación de estos pacientes con la escoliosis y el pie plano.8Los efectos a largo plazo de la respiración bucal en el macizo nasomaxilar son más complejos y de mayor alcance. Desde que se abre la boca, la lengua desciende y pierde contacto con el maxilar, lo que influye en el crecimiento de éste, la tensión de los músculos varía produciendo una serie de alteraciones en la función muscular que incide en la postura de la mandíbula y de la cadena muscular postural del individuo.9,10La respiración bucal constituye un síndrome que puede ser etiológicamente diagnosticado por causas obstructivas, por hábitos y por anatomía.11Los que respiran por la boca por obstrucción, son aquellos que presentan desviación del tabique nasal, cornetes agrandados, inflamación crónica y congestión de la mucosa faríngea, alergias e hipertrofia amigdalina.12Los que lo hacen por costumbre, mantienen esta forma de respiración aunque se les hayan eliminado el obstáculo que losobligaban a hacerlo, y los que lo hacen por razones anatómicas, son aquellos, cuyo labio superior corto no les permiten un cierre bilabial completo, sin tener que realizar enormes esfuerzos.Tomes señaló por primera vez la respiración bucal como móvil de maloclusión dentaria. Posteriormente, se han referido a la misma autores como Mayoral, Moyers, Guardo, Hotz, entre otros.13-16Las características del cuadro clínico varían en dependencia de la parte de la vía aérea que esté alterada, de la salud y el biotipo del paciente y, además, del tiempo en que esté actuando este hábito.17Teniendo en cuenta el grado de afectación estética y funcional que ocasiona el hábito de respiración bucal, se estudian niños de diferentes grupos de edades, con la finalidad de determinar las anomalías dentomaxilofaciales más frecuentes en respiradores bucales, la presencia del hábito según sexo y grupo etáreo, así como la prevalencia de maloclusiones en ellos.

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